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IWGP HEAVYWEIGHT CHAMPIONSHIP - Kazuchika Okada(C) vs Katsuyori Shibata - NJPW Sakura Genesis 2017


Cuando empecé a ver NJPW, Katsuyori Shibata fue uno de los luchadores que más llamó mi atención. En una empresa llena de tipos con outfits muy llamativos y coloridos (Okada, Tanahashi, Goto), y con personalidades muy exageradas (Omega, Nakamura, Taguchi); Shibata destacaba por su sobriedad, su look era sencillo y no presentaba las taunts y catchphrases que tan frecuentes se han hecho últimamente en el puro. Mi interés en él aumentó cuando averigüé la historia de su carrera, su inicio como uno de los nuevos "tres mosqueteros" de NJPW, su partida e incursión (y fracaso también) en las MMA, su regreso y el heat que tenía con fans y colegas, sus años matandose en el midcard y, como punto culminante de esa "narrativa de carrera"; su victoria en la NJC de 2017, que le otorgaba una oportunidad por el título IWGP de Okada en el nuevo evento Sakura Genesis. El ambiente para la lucha no podría ser mejor, con el Sumo Hall absolutamente lleno y totalmente del lado del retador.
La lucha en sí empieza con una secuencia de llaveo (surprise surprise) que en 4 de cada 5 ocasiones en los main events de NJPW no sirven propósito alguno y además están bastante mal hechas, aquí la situación es distinta. Shibata tiene un matwork bastante bueno (además se complementó con el estilo WoS que trajo de Inglaterra) y toda la secuencia sirve un propósito, establecer la superioridad de Shibata en el llaveo y crear una frustación en Okada al verse tan superado por su rival. Dicha frustación de Okada queda plasmada cuando evita su clean break tradicional en la esquina y ataca con potentes codazos a Shibata, renunciando al juego del llaveo donde Shibata es claramente superior. Pero es Katsuyori Shibata, si es famoso por algo es por ser asquerosamente stiff, y contrataca con violetísimas patadas y codazos. Así llegamos al primer intercambio de golpes entre los dos, donde Shibata apenas si vende los codazos de Okada, y este vende cada golpe de Shibata como si de balazos se trataran. Shibata sale victorioso de este asalto y vuelve a llevar la lucha al ras de la lona, donde busca doblegar al campeón con distintas sumisiones de las que Okada logra escapar. Esta parte de la lucha dura relativamente poco, pues Okada evita un botazo de Shibata en el esquinero, lo saca del ring con dropkicks en el esquinero y conecta una Hanging DDT desde la barricada, logrando así algo de tiempo para recuperarse y reagrupar en el ring. Inicia una secuencia de dominio a cargo de Okada, que se prolonga hasta que decide conectar una secuencia de codazos. Gran error, pues solo sirven para enojar a Shibata y hacer que este sacque a relucir su fighting spirit, Okada conecta una serie de codazos que no logran mermar demasiado al retador, mientra que a él le basta un solo golpe para tumbar al campeón.Empieza una espectacular secuencia donde Shibata hace añicos a Okada con potentes codazos, big boots y dropkicks. Okada recupera el control de la lucha poco después, y domina a Shibata con su secuencia tradicional de comeback ejecutada de una forma más lenta y metódica. Vuelven a intercambiar dominio por cierto tiempo hasta que Shibata recupera el control y empieza a provocar a Okada con suaves patadas a la cabeza y un palmazo que saca de quicio al campeón, el cuál cede a la provocación de y reta a Shibata a un intercambio de palmazos del cuál sale muy mal parado, por lo que vuelve a caer en la frutración y trata de arrinconar de a Shibata y conectar golpes consecutivos en la esquina, que de nuevo solo consiguen enojar a Shibata que responde con unas preciosas dropkicks, empieza a tomar el control cuando Okada contraataca con sus propias dropkicks, dando paso a una secuencia donde se dan con todo pero no venden nada, acaba con un german suplex de Okada que matiene el agarre y busca conectar el Rainmaker, Shibata trata de bloquearlo con patadas al brazo y la cabeza, pero el Rainmaker conecta de todas formas. Y Shibata no cae. Últimamente es una regla ímplicita en las luchas de Okada que cada vez que está siendo ampliamente superado conecte un no-realmente-el-Rainmaker para igualar las cargas, pero aquí no le basta. Shibata aguanta el impacto con toda la energía que tiene y propina un brutal cabezaso (RIP) que deja a Okada medio muerto y a él un brote de sangre en su cabeza  y una contusión cerebral que parecen no importarle en el momento. Conecta el Octopus Hold para drenar la poca energía que le queda al campeón, este logra alcanzar las cuerdas solo para recibir una brutal patada en el pecho y caer víctima de la Sleeper de Shibata. En esta ocasión no logra llegar a las cuerdas, Shibata conecta su Sleeper Suplex antes de que pueda hacerlo. Shibata levanta al campeón y lo somete a su propia versión del Rainmaker, con un potente slap en lugar de un lariat. Conecta más patadas al pecho del campeón, para acabar con toda clase de resistencia que este le pueda ofrecer, cuando decide que esto termina. Busca la PK cuando Okada suejta su muñeca y conecta el Rainmaker más desesperado que jamás he visto. Mantiene el control en la muñeca para buscar otro Rainmaker, y trata de suavizar al retador con patadas a la cabeza, Shibata trata de resistir y saca a relucir su fighting spirit, ante lo que Okada responde con otro Rainmaker. Shibata trata de aguantar el impacto y permanecer de pie, pero cae de rodillas con la mirada en blanco. Okada busca un último Rainmaker para poder finiquitar el combate, y Shibata busca evitarlo lanzandose a la desesperada con un golpe de antebrazo, que hace que se coma el Rainmaker más duro que jamás se ha aplicado. La victoria fue del campeón.
No sé por donde empezar la verdad, pero solo diré que esta es de mis luchas favoritas de todos los tiempos y de las que más impacto emocional han tenido en mí. Verán, Shibata es mi luchador favorito en tiempos recientes, y me encanta casi todo lo relacionado con su acto (su look, su theme, su moveset, su gimmick). Aún así recibí su victoria en la New Japan Cup con cierto escepticismo, pues tanto él como Okada como los main events de NJPW en general suelen abusar de ciertas tendencias que a mí se me hicieron cansinas al medio año de verlas. Temía bastante que su salto al main event esté plagado de esas cosas o peor aún, de una mala respuesta del público japonés. Gracias a Dios no fue así y puedo decir con toda seguridad que amo este match. Y es que como dije antes, no sé por donde empezar a analizar esta lucha. Supongo que puedo empezar con las tendecias molestas de los main events de NJPW que mencioné antes: luchas larguísimas porque fuck you, una fase inicial de un mal llaveo que además no sirve para nada en la narrativa del match, festivales de nearfalls en las partes finales, secuencias de fighting spirit e intercambios de strikes porque fuck you, y por sobre todas una búsqueda de la épica que se siente muy poco natural. Pero precisamente es algo que amo de esta lucha, es un main event muy al estilo de NJPW, pero evita varias de estas malas tendencias (no hay ningún nearfall a lo largo de la lucha por ejemplo) y las que están presentes sirven un propósito. La fase del llaveo por ejemplo, aquí Shibata se luce con sus bases de grappling y sus recursos a lo WoS (consecuencia de su run como campeón de RevPro), añadiendole una capa más a su personaje y estableciendo su absoluta superioridad en el ámbito del llaveo. O también podría hablar de los intercambios de strikes, que cuentan una historia muy simple y a la vez muy entretenida; Shibata pega muy jodidamente duro y Okada no. Algo que también aprecio mucho de esta lucha es que tiene una narrativa bastante clara y fácil de entender, mientras que a la vez es bastante fresca y hasta rompedora en la escena del main event de NJPW. Shibata es uno de los oponentes más duros a los que Okada jamás se enfrentó, le va a dar clases de grappling y le va a reventar el esternón a base de patadas, por lo que se ve forzado a jugar sucio, a ser agresivo, ingenioso, y sobre todo a ser resistente y sacar fuerzas de donde no hay. Y de parte de Shibata también vemos una muestra de coraje impresionante, donde puede resistir y sobreponerse a todos los embates del campeón, donde quiere dejar en claro que él es el mejor competidor y que es el más digno portador del oro. Y es que esta era su noche, esta era la noche en la que cerraba el círculo de redención que había empezado al regresar a la empresa junto a Kazushi Sakuraba. Esta era la noche en la que demostraba que era demasiado grande para morir en el uppercard, que merecía un lugar junto a las más grandes estrellas de la empresa y del wrestling mundial. Y todo eso lo demuestra en la que muy probablemente sea la mejor actuación de su carrera. Okada también esta genial aquí, vende cada golpe de Shibata como si se le fuera la vida en ello, sus expresiones faciales siempre están acertadas (las caras que pone cuando Shibata le deja en claro que a ras de lona es el mejor, cuando empieza a ceder a la provocación para intercambiar strikes y cuando está en la sleeper hold son para enmarcarlas) y en líneas generales, cumple muy bien el rol de campeón que se ve superado y tiene que ponerse a la altura de su rival. Pero es Shibata quien hace grande a esta lucha, quien hace que esta realmente vaya a trascender como un clásico moderno cuando un fan en años venideros quiera revisar algún contenido de la época en la que NJPW trataba de internacionalizarse. No es una lucha que no tenga fallos, la secuencia donde intercambian un montón de movimientos sin vender ninguno o lo débil que luce la ofensiva de Okada junto a la de Katsuyori me vienen a la mente, y eso sin adentrarnos en el spot del cabezaso, irresponsable por donde se le mire y que con casi toda seguridad le costará la carrera a Shibata. Aún así son 38 minutos de pura genialidad que culaquier fan de la NJPW moderna debe de ver, y que muy probablemente sea del agrado de la mayoría de los fanáticos de las peleas falsas. Puede que esta lucha siempre tenga una mancha en el recuerdo de la audiencia por los estragos que causó en la salud de Shibata , pero odiaría que ese sea el único recuerdo que esta lucha y la carrera de Shibata generan en la mente del aficionado. Quisiera que se recuerde esta lucha como la redención de Shibata ante la empresa a la que abandonó en su peor momento, como una lucha donde dos hombres salen a dar lo mejor de sí mismos para dar un espectáculo inolvidable. Y quisiera que no se recuerde a Shibata como un loco que estaba dispuesto a darse daño cerebral permanente con tal de impresionar al público, sino que se le recuerde como un hombre de talento inmenso para el pro-wrestling, de un aura y presencia únicas, que quiso dar lo mejor de sí mismo para hacer las cosas bien. Quisiera que se le recuerde como The Wrestler.

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